Debe ser muy triste que tus propios hijos prefieran verte encerrada en tu pena que siendo feliz al lado de otro hombre, simplemente por el hecho de que ese hombre ya no sea su padre... Pero las personas no olvidan ni sustituyen a sus seres más queridos, simplemente desean tener a alguien a su lado para no acabar sus vidas a solas.
El amor se presenta cuando menos te lo esperas y está esperándote en cualquier parte. Esta es la historia de Antonia, cantada a ritmo de pasodoble por una comparsa de 2004 que iban caracterizados de bosque y lograron el tercer premio:
Siempre iba vestida en riguroso negro
no tenía Antonia con quien compartir.
Un mal de la vida se llevó al marido
y con él se fue sus ganas de vivir.
La corretean los chiquillos en el barrio
al salir,
no habla con nadie y sufre sola su calvario
y hace algún tiempo se le ve más animá,
se ha echado un tinte y a la plaza va arreglá,
se viste guapa y la recogen por las tardes
en el portal.
Antonia está enamorá
de un señor que no parece un mal partido,
que le dice que es preciosa a los oídos.
Antonia está enamorá
y su hijo ya no le habla al enterarse
que otro hombre ocupa el sitio de su padre.
"¿Quién cree que es?
para no dejarme volver a vivir,
él que sabe lo que he tenido que sufrir,
¿cómo puede hacer que me sienta culpable?
Yo que la vida te di,
que te di mi alma y que te di mi sangre
y al que fue tu padre no cambio por nadie.
Los besos que me niegas son puñales,
¿por qué me quieres dar la muerte en vida?
¡que soy tu madre!"
Constantino Tovar Verdejo
Las estaciones
Todo el mundo tiene derecho a ser feliz y rehacer su vida. No pongamos diques al mar, porque cuando el corazón se empeña nada puede detenerlo.
¡Hasta la próxima!